¿Cómo funcionan los músculos?

El material activo básico de las fibras musculares es de dos tipos, la actina y la miosina. Estimuladas por impulsos nerviosos, se agrupan formando un apretado haz, de tal manera que la fibra ( y por tanto, todo el músculo) se contrae.

Para contraerse, los músculos requieren energía, que penetra en el organismo aprisionada en el interior de las moléculas de los alimentos, de modo especial los hidratos de carbono. En el aparato digestivo son transformadas para crear largas cadenas de un hidrato de carbono llamado glucógeno, que es transportado a los músculos y almacenado en forma de gránulos diminutos en el interior de estos.

Desde allí, la energía es transferida a las células musculares merced a una serie de reacciones químicas en el curso de las cuales se ensamblan las diversas piezas de la secuencia exacta.

Por último, la energía se utiliza para crear un enlace interno en la substancia trifosfato de adenosina (ATP). Respondiendo al estímulo de la señal del nervio, dos átomos de fósforo se desprenden de ella, liberando una pulsación de energía dentro de las proteínas que constituyen la fibra muscular y haciendo que las fibras se contraigan. Si se interrumpe el flujo de energía, los músculos se relajan.

Artículos relacionados:

No hay comentarios: