¿Qué mecanismos naturales pueden suponer un riesgo en la inmersión en apnea?


La apnea supone una reducción de la frecuencia cardiaca de forma refleja. Esta reducción de la frecuencia cardiaca es aun más acentuada si la apnea se mantiene con la cara sumergida en el agua.

Esto es un reflejo. Se trata de una adaptación funcional que se encuentra mucho más que en el hombre, en los mamíferos que viven en el mar, como las focas, las ballenas y los delfines. Estos animales hacen apneas de duración excepcional (20 minutos para las focas, y casi una hora para las ballenas).

En estos animales, además de una gran tolerancia a la hipoxia (Déficit de oxígeno en un organismo) y a la hipercapnia (aumento de la presión parcial de anhídrido carbónico), hay mecanismos cardiocirculatorios y metabólicos capaces de facilitar y prolongar la permanencia bajo el agua.

Además, hay en estos mamíferos una disminución del metabolismo energético de los distintos órganos: de esto se deriva también una menor necesidad de bombear sangre a los tejidos y, por tanto, una disminución también de la frecuencia cardiaca (bradicardia).

Esta bradicardia representa un riesgo para el hombre, porque no parecen que existan los mismos mecanismos de adaptación cardiocirculatoria, como el cierre de los distritos a favor del mantenimiento del riego al celebro, y la reducción de las necesidades energéticas de los tejidos.

La bradicardia, por tanto, puede producir perdida de conocimiento en el ser humano.

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